miércoles, 16 de junio de 2010


HACIA A LA CUMBRE...
Son las 01:00 horas del Sábado 4 de febrero, el cielo esta estrellado, la sensación térmica es muy baja, calculo menos de 0° revisamos equipo, agua, comida, vestuario, Alejandro se ve muy poco protegido, Jhon regular, Malba falta solo el cortaviento para completar su indumentaria, antes de salir, tomamos mate de coca, unos pancitos con queso y otros vituperios, desayuno liviano, ya que no queriamos sufrir el mal de altura y tener que volver por uno que enfermara, aun así si algo le pasaba a alguien, nuestro deber moral seria volver, he intentarlo en otra oportunidad, de nuestros amigos de las mochilas nada, al parecer se habían quedado dormidos y no quisimos insistir. Se podría decir que había nerviosismo, era lógico, enfrentaríamos, aparte de la altura, el frío, el viento y la Puna, y un gran esfuerzo para subir hasta los 5.500 m.s.n.m, pero albergábamos en nuestro interior, que la ascensión fuera un éxito cien por ciento.
A las 02:15 Horas emprendimos el ascenso, el silencio era interrumpido por el rumor del viento, gélido e impetuoso, comenzamos a subir el sendero que nos llevaría al sector llamado la HOYA,(4.200 m.s.n.m) lugar famoso por ser muy “Punero”, el paso era lento, coordinado, en la cabecera caminaba Alejandro, que poco a poco iba sufriendo el frío en ascenso, después este servidor, como tercero Malba y en la retaguardia Jhon, a medida que avanzábamos, el viento aumentaba en intensidad, igual el frio, las ráfagas desestabilizaban el paso, pero seguíamos en un grupo compacto, tras caminar aproximadamente 1 hora y media o poco mas, Alejandro nos indicaba que estabamos en la Hoya, extrañamente todos esperábamos pasar luego ese punto, atemorizados quizás por lo “ punero” que era el lugar. Seguimos ascendiendo, el sendero era claro, despejado y por un corto lapso de tiempo casi plano, nuestro siguiente objetivo era el Refugio Agostini, a 4.600 m.s.n.m. ansiaba llegar a ese lugar, mas por que Don Luis me había hablado tanto de el, ya que quiere reconstruirlo, repararlo, también me encargo tomar algunas medidas de las tablas para tener como dato técnico en caso de una eventual reparación, al llegar, el viento mantenía su rudeza, el frío era implacable, Alejandro se veía muy afectado por la baja temperatura, pero cada uno había llevado su vestuario justo para la ocasión (lamento no haber tenido nada con que ayudarte amigo), media hora de descanso y seguimos camino, La primera parte era subir un sendero después de Agostini, nos encontraríamos con una ladera muy empinada, que seria la parte mas trabajosa en la ascensión, el viento no amainaba, el cielo se mantenía despejado, y la luna creciente ya habia quedado atrás.
04:00 de la madrugada, el cansancio se mezcla con el frío, la linterna frontal de Alejandro se apago, Jhon le pasa la propia, el orden del grupo cambia; Alejandro va adelante luego Malba y Jhon la sigue, y este relator atrás, alumbrando el paso de Jhon, a ratos el viento cesa, pero solo por cortos minutos, seguíamos muy lerdos y silenciosos, a pesar del frío y el viento, nadie pensó en reconsiderar la subida, nadie pensó en llegar hasta ese punto y volver, todos caminábamos estoicos siguiendo el empinado y rocoso sendero. Pasadas las 06:00 horas, Malba, comenzó a sentirse mal, no sabíamos si era el frío, o la puna, o las dos cosas, solo que sus fuerzas decaían, el descanso era mas seguido, incipiente se veía en el horizonte montañoso el prometedor amanecer, al volvernos y mirar hacia abajo del camino recorrido, podíamos ver 2 luces que ascendía a un paso regular, minutos después y mas abajo otras dos luces se movían lentas pero en un ascenso continuo, las primaras eran de dos montañistas que estaban acampados en la Hoya, y se acercaban rápidamente, las segundas, eran de los dos amigos de la mochilas del arriero, que subían lentamente, llega el momento de enfrentar una bifurcación en el camino , un senda seguía derecho subiendo por un zigzag cada vez mas empinado y otro viraba hacia la izquierda, el cual tomamos pero a poco andar el camino era muy expuesto, y de pronto se corto abruptamente, volvimos a la bifurcación y seguimos el empinado zigzag, al llegar a la parte mas rocosa y alta, este se ponía muy expuesto y peligroso asi que volvimos sobre nuestros paso y bajamos como 100 metros, en ese momento somos alcanzados por la primera pareja de montañistas, en adelante “nuestros amigos”, que seguían nuestra senda, al parecer conocían poco la ruta y decidieron seguir nuestros pasos, se veían bien “producidos” como diría Jhon, pero mas tarde supimos que era primera vez que subían el Plomo, unos de ellos no se veía muy bien, era mas lento que el otro; al volver tomamos la senda izquierda nuevamente buscando una salida que logramos superar, nuestros amigos nos adelantaron, llegando primero al filo, en ese momento Malba, ya era victma de la altura, una piedra de gran tamaño marcaba el punto de descanso en el filo era posible que nos encontráramos ya a 5.000 m.s.n.m, casi a nivel del lejano Leonera (5.050 m.s.n.m), allí Malba se tendió, temblaba, la conclusión posible, principio de hipotermia, tenia las manos, los pies helados y temblaba, le dimos algo de mate de coca, chocolates, le friccionamos los pies, la espalda, al parecer hasta allí llegaríamos, Malba se veia muy mal, Alejandro, se veía preocupado, pero si no se recuperaba debíamos bajar, agua, uno que otro alimento energético, el sol ya nos alumbraba, pero no calentaba lo suficiente, la sensación térmica era muy baja, no obstante Malba, sintió esa sensación tenue de calor y se fue recuperando lentamente, una hora y media después de este susto, ya caminaba de un lado para otro, tratando de generar calor, mientras tanto nuestros amigos, ya equipados con zapatos para la nieve y hielo, vestidos muy profesionalmente reanudaban la marcha, notando que uno de ellos iba algo inestable, la puna era su aureola, en tanto nosotros nos preparábamos para seguir, esta vez Jhon nuevamente seria el salvador llevando la mochila de Malba, se repetían un episodio de el Leonera de la semana pasada, ( gracias Jhon, eres grande).
Ya con la carga al hombro y enfrentados al glaciar, nos dimos cuenta que la huella estaba muy marcada, así que no seria necesario ponernos los grampones, tampoco usaríamos el Piolet (los llevamos a pasear), pero en otras circunstancias tal vez, por si o por no habrían sido muy útiles, esta vez, solo eran carga. Recomenzamos la marcha, cruzamos el glaciar Iver, que verdaderamente estaba muy marcada como el “ahumada” tomando las palabras de Malba, luego seguimos a medio cerro, y nos encontramos nuevamente con nuestros amigos, con uno de ello muy afectado por la altura, nosotros también en cierta forma, Malba era la mas afectada, pero su voluntad y valentía eran mas fuerte que el cansancio, hasta Jhon que nunca lo habia visto lánguido, estaba bajo los efectos de la falta de oxigeno, el sendero subia lentamente, y era el que nos llevaría a la pirca del Inca, y de allí a la cumbre. Unos de nuestros amigos (la pareja de montañistas) decidió dejar la mochila en la ladera del cerro y solo seguir con agua y comida que llevaba su otro compañero, lo mismo hizo Jhon, que llevaba la mochila de Malba, solo subimos Alejandro y Jhon con Mochila, Malba, siguió con nosotros libre de peso, pero aun así extremadamente cansada, nuestros amigos volvieron a adelantarnos, mientras nosotros caminábamos a paso lento, seguro y rítmico, faltaba poco, de reojo miraba el valle que se perdía en el horizonte de montañas y esteros, nada pagaba esa vista, era impresionante, era sobrecogedor, ( ¿que diablos hacíamos a mas de 5000 metros de altura, sufriendo la fatiga.
La falta de oxigeno, el cansancio de la ascensión, el frio que hacia que a pesar de un sol radiante, la temperatura era menos de 0°, es difícil explicar la satisfacción, el placer, que se siente poder ver sentir oler, recorrer cada sendero montañoso, poder sentir esa intrínseca libertad que despierta solo el caminar por caminos que no llevan a otro lugar que no sea mas cerca del CIELO). La marcha se hacia cada vez mas lenta, de pronto alzamos la mirada y vimos como unos de nuestros amigos se desploma, y se incorporo rápidamente, la puna lo llevaba entre cuerdas, sin apurarnos, llegamos hasta ellos, Malba, le ofrecio un “power Gel” para la fatiga, y le recomendamos que descansara, faltaban solo 50 o 70 metros para llegar al filo que nos conduciría a la pirca del Inca y luego la cumbre, tras nosotros nuestros amigos volvieron a reanudar la marcha, esta ves muy lento, mas que nosotros, tal vez tomando nuestro ejemplo, al llegar al filo, la fatiga era un paroxismo. Pasamos la pirca, luego una loma, dos lomas tres lomas cuatro lomas y se veía nítida humilde, casi insignificante en medio del espacio montañoso, la cruz que nos indicaba nuestro objetivo, Alejandro, iba adelante unos 30 pasos, atrás Malba, 20 pasos atrás este relator y a 10 pasos atrás Jhon, Haciendo memoria de lo que me había pasado el día anterior, al llegar al Refugio federación, no me apure, al contrario, ralentice la marcha, frustrando la marcha agil de Jhon que venia detrás, Alejandro se detuvo y le dio el privilegio a Malba de Pisar primero la cima, luego me cedió el paso, camine con la mirada fija en la cruz hasta que la toque, me volví para ver llegar a Alejandro y Jhon arribar abrazados como buenos amigos que son, siendo las 11:30 horas la cumbre rea nuestra. Tras de nosotros 10 minutos después, nuestros amigos llegaban a duras penas, el rito del abrazo fue en esta ocasión muy significativo, con esa cumbre nuestro grupo culminaba una año de ardua preparación, pensamos en los que no estaban, Juan Carlos, Rosario, Miguel, Don Luis, Magdalena... tal ves en el futuro lo repitamos esa es mi esperanza, y que sea con ellos... CUMBRE, CUMBRE, CUMBRE AL FIN... Dolorosa, fatigante, a veces muy dramática, pero cumbre al fin, 5.445 m.s.n.m, cerca del cielo, a los pies de Dios, Santiago lejano por el Oeste, al Norte la Cumbre blanca e imponente del Aconcagua, al Este el Tupungato, el Provincia era un cono de helado el San Ramon un morro de tierra, la cruz nos recordaba que no estabamos solos, que el alma y el espíritu también se fatigaban y que eran alimentados por la magia divina del creador, A DIOS gracias Cumbre al fin. Y como nada es para siempre, debíamos emprender el regreso, después de las fotos, y de colocar en la cruz una bandera chilena que llevo Alejandro.
Ya recuperados, uno a uno comenzamos a bajar lentamente también, en ese momento llegaban a la cima los amigos de las mochilas nostros los saludamos y seguimos camino luego al mirar hacia atrás se veía esa bandera ondeando como testigo de nuestra modesta hazaña, ahora la mirada era hacia los próximos desafíos. Recorde que Alejandro en un momento dijo algo muy cierto y es algo que no debemos olvidar “A la montaña no sube un grupo, el grupo se hace uno” o algo asi.. El descenso fue mas rápido, pasamos a recoger la mochila de Malba, nuestros amigos habían descendido antes, en el Refugio Agostini descansamos media hora, nos relajamos conversando recordando lo realizado, y haciendo comentarios constructivos para la reparación del ese Refugio entre serio y en broma, Alejandro durmió un poco, para pasar el frío de la noche, el cielo estaba algo gris, el viento había comenzado lentamente, el refugio esta mal trecho, cumplí con mi amigo Luis y le llevo las medidas de la madera para la reparación, horas mas tarde ya estamos en el campamento, mas gente ha llegado, no ven arribar y nos bombardean con preguntas, mas tarde, descansar, y Jhon, nos cocina el almuerzo, seguido nos quedamos conversando en el Refugio, evaluando la ascensión, a pesar de todo, el resultado fue positivo. Esa noche del Sábado al Domingo dormimos placenteramente, algo frio en la madrugada, mas que la noche anterior, pudimos oír el momento en que los recién llegados emprendían la ascensión, como alas 04:00 horas, en mi interior les desee mucha suerte, y me volví a dormir.
Temprano nos levantamos, estaba deseoso de ver el camino de día, después de un buen desayuno, siendo las 12:00 horas del día domingo 5, partimos, la vuelta fue de fotos y buena conversa, el día estaba soleado, a medida que bajábamos el aire era mas cálido, al llegar al río después de algunas dudas, Malba se saco los zapatos y cruzo caminando por un sector bajo, después de pasar piedra numerada, volvimos la vista atrás y alzamos la vista para ver el gigante blanco que habíamos conquistado, y al mismo tiempo dar gracias a la vida por lo vivido esos tres días.Nuevamente la conclusión es una premisa, “ la unión del grupo la comprensión mutua, la tolerancia y la sana amistad y confianza, sin dejar fuera la fe, fueron primordiales para que esta expedición fuera un éxito” y lo fue con creces...

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